En navegación, entre Rabat (Marruecos) y Canarias.

Toda la noche hemos seguido a muy buena velocidad, con media por encima de los 7 nudos, y con la mayor retenida y todo el génova por la misma banda. En algún momento el viento rolaba un poco de Norte a Noreste y se nos ponía un poco más de popa, y teníamos que corregir un poco el aparejo y/o el rumbo, pero nada grave. Solo cargueros con AIS a nuestro alrededor.

Por la mañana, después de desayunar, decidimos probar otros aparejos. Primero nos ponemos a orejas de burro con mayor y el génova atangonado. Luego quitamos mayor y nos ponemos con dos velas de proa, genaker por sotavento y génova atangonado por barlovento. El Irenea va muy bien, el viento real siempre sobre los 18 nudos y el barco por encima de 7 nudos y medio.

Manuel ha preparado una vez más la comida: Carpaccio de carne con parmesano, y un  arroz con atún y pimientos, que le ha salido francamente bueno. Nos lo hemos comido directamente de la paella. De postre, melón Galia, comprado en la medina de Rabat; no estaba muy bueno.

Por la tarde el viento arrecia un poco, así que poco a poco vamos recogiendo génova, hasta quedarnos solo con el genaker. El viento además empieza a ponerse cada vez más de través. Hay 22 nudos de viento real, y si bien no vemos mucha tensión en la jarcia, observamos que el botalón está un poco curvado hacia sotavento. Así que quitamos genaker, ponemos todo el génova y una mayor rizada, y aunque hemos perdido un nudo de velocidad, seguimos bastante alegremente. Ayer batimos el record de distancia en una jornada en el Irenea, hicimos 172 millas. Es lo que tiene el Atlántico.

Todos dedicados a la lectura o dormitar. Yo me he pasado un buen rato repasando el botiquín y tirando medicinas caducadas, y contando a los otros tres batallitas del último cruce del Atlántico.

Se seguimos a este ritmo (y los pronósticos así lo indican) llegaremos a Las Palmas mañana sobre las 23:00 horas.